Seamos sinceros, plantearse conocer Barcelona en un día es una locura viajera. Es una ciudad con tanto por ofrecer al visitante que cualquier periodo de tiempo se queda corto (y os lo dice una local a la que todavía le quedan rincones por descubrir en Barcelona).
Aunque recomendamos dedicarle más días a la ciudad de Gaudí, sabemos que es imposible resistirse a su llamada, especialmente si pillas algún chollo en nuestros vuelos desde Sevilla o Santiago de Compostela. Seguro que ya tienes preparada tu lista de qué hacer en Barcelona; por eso os vamos a darte unos consejos para sacar el máximo partido a Barcelona en un día y no arruinarse en el intento. Vens?
Puede dar la sensación que siempre hay turistas en Barcelona, pero sin duda planificar tu visita a Barcelona fuera de verano y puentes (sobre todo españoles) puede ayudar no solo a que haya menos gente sino también a que te puedas ahorrar unos euros en el alojamiento. Antes de reservar tu vuelo, comprueba que tu viaje a Barcelona no coincida con grandes eventos como el Gran Premio de Formula 1 (principios de mayo) o el Primavera Sound, ¡excepto que quieras asistir a ellos, claro está!, pues los hoteles aprovechan la demanda de plazas para subir los precios del alojamiento.
Una vez llegues al aeropuerto, puedes comprar alguna de las tarjetas turísticas (2-5 días de duración) que incluyen el transporte ilimitado por la ciudad. La opción más económica es la T-Casual (anteriormente conocida como T-10), con la que tienes 10 viajes por 11€, incluyendo el bus 46 desde o hacia el aeropuerto y los trenes de cercanías desde la terminal 2, en la que aterriza Ryanair. Además puedes hacer tantos transbordos como quieras durante 1 hora y cuarto tras la primera validación.
La red de metro te permite llegar a las principales atracciones turísticas, incluso a dos de los miradores con las mejores vistas de Barcelona: puedes subir con el funicular a la montaña de Montjuic (y desde allí empalmar con el teleférico, subir andando al castillo a través de los bonitos jardines o coger el 150 que te llevará hasta arriba del todo) y con bus a los famosos bunkers del Carmel (sí, aunque suelan estar llenos es uno de nuestros lugares favoritos). ¿Te vas a quedar sin ver la ciudad desde arriba?
Muy posiblemente el motivo de tu viaje a Barcelona sea visitar alguna de las obras de Gaudí. No es para menos, sus edificios son verdaderas obras de arte, tanto por fuera como por dentro. Si tuviéramos que escoger una, te recomendaríamos sin duda ir a la Sagrada Familia y admirar como los rayos de sol iluminan el interior de la Basílica a través de las coloridas cristaleras. Lo mejor es que reserves las entradas con antelación para que no pierdas demasiado tiempo haciendo cola, que a veces da la vuelta entera a la manzana. Si no tienes vértigo, puedes añadir la subida a las torres.
A dos paradas de metro llegarás a Diagonal, y desde aquí puedes bajar andando por la calle más famosa de toda la ciudad (¡y la más cara del Monopoly!): Passeig de Gracia. Aquí las tiendas de lujo comparten protagonismo con otros dos edificios con la firma del célebre arquitecto: la Casa Milá (más conocida como la Pedrera) y la Casa Batlló (que simboliza un dragón), ambas construidas para dos familias burguesas de la sociedad catalana de principios del siglo XX. Para visitarlas también es recomendable comprar las entradas por internet y subir a sus azoteas, verdaderas obras de arte.
Sería un error reducir todo el modernismo catalán a Gaudí. Aunque es su exponente más famoso, edificaron bajo su sombra arquitectos como Puig i Cadafalch o Domenech i Muntaner, con obras tan espectaculares como La Casa de Les Punxes o el Palau de la Música. Si te gusta la música, puedes reservar entradas para un concierto y así disfrutar de un 2x1.
No importa cuántas guías te recomienden pasear sí o sí por las Ramblas como una visita imprescindible en Barcelona, para nosotros no lo es. Aglomeraciones, kioscos de souvenirs de plástico y restaurantes con la carta en varios idiomas y precios desorbitados para paellas poco apetecibles a la vista y jarras de litro de sangría cobradas como si fuera sangre de unicornio, además de avispados carteristas.
Pero no todo en el Barrio Gótico es malo. No deberías irte de la ciudad sin visitar la Basílica de Santa María del Mar. ¿Te suena el nombre? Es la iglesia en la que transcurre la novela de “La Catedral del Mar” (nunca la llames así cuando preguntes indicaciones o conseguirás indignar a algún barcelonés). Sus enormes pilares y vidrieras son dignos de dedicarle unos minutos.
Además, si paseas por la callecitas que la rodean, verás pequeños negocios que intentan huir de las grandes multinacionales.
Sin embargo, unas paradas de metro más allá puedes acercarte a la Rambla del Poblenou, con un ambiente más local, con pintoresco edificio del casino, muchos bares con su terracita, e incluso una pequeña plaza de pescadores.
El barrio del Poblenou ha ganado terreno al mar, así que tras un buen vermut dominical (la “nueva” bebida de moda, prácticamente al nivel de los gin tónics) te recomendamos que tomes una horchata en el mítico Tio Che (hay quien la pone entre las mejores heladerías de Barcelona).
En días de calor te recomendamos acercarte hasta la playa de la Mar Bella, mucho menos abarrotada que la Barceloneta, para dar un paseo junto al mar. Si te gusta el Street art, puedes ir en busca de los murales que han proliferado en el barrio. Solo tienes que buscar en Google “murales Poblenou” y verás todos los que hay, algunos tan curiosos como éste, que representa una de las tradiciones culturales más importantes de Cataluña: los castellers.
Esperamos que hayas tomado buena nota de nuestras sugerencias para que tu viaje a Barcelona sea memorable, tanto para ti como para tu bolsillo.