Diez cosas que hacer en Milán por menos de diez euros

¿Te gustaría visitar Milán, pero vas más bien justito con el presupuesto? Pues dicen que esta ciudad es la meca de las tiendas de lujo y los cochazos, el lugar donde los ricachones quedan para beber champán en clubs exclusivos, derrochar glamour y regodearse pensando en todos los millones que tienen en el banco, ¿verdad?

Es la capital italiana del estilo, un lugar que no está a la alcance de mindundis como tú y como yo, ¿no? ¡Te equivocas!

Aquí te presento diez cosas que puedes hacer, ver y comer en Milán por menos de diez euros.

 

1. Desayunar como un campeón

Ya sabes cómo se las gastan los italianos a la hora del desayuno. Allí se desayuna un café bien cargado y algo dulce. Cuando vayas a Milán, adopta esta costumbre, sobre todo si eso implica ir a un sitio como Pavé. Empieza el día a la italiana con un capuchino y unas pastas que quitan el sentido. De verdad, esta gente sabe lo que hace. Y, aunque el café y un dulce te costarán menos de diez euros, no te garantizamos que puedas resistirte a repetir. Avisado quedas.

2. Ir a la terraza del Duomo

Si vas a Milán, tienes que ver la terraza del Duomo. Sí, me temo que no te queda otra. Vale, ya sabemos que es la turistada más grande de la historia y que vas a tener que abrirte paso entre hordas de visitantes, pero si el sitio está tan abarrotado es por algo… No hablo solo de las vistas de la ciudad, sino que la arquitectura es tan laboriosa que te hace plantearte cómo narices puede ser obra de seres humanos. Se puede subir a la terraza en ascensor, pero el viajecillo te costaría trece euros, así que prepara la botella de agua y átate bien los cordones de los zapatos, porque vas a tener que usar las escaleras. Así te ahorras cinco euritos, que no está nada mal, y encima el ejercicio te ayuda a bajar el michelín; todo ventajas, vamos. 

3. Explorar el barrio de Navigli

Para visitar el barrio milanés de Navigli no vas a tener ni que sacar la cartera. Es una zona bulliciosa, preciosa y con una atmósfera increíble junto a los canales donde se reúnen los jóvenes más cool y es la quintaesencia de lo italiano. Puedes hacer un tour en barco por los canales, pero, sinceramente, es mejor pasear a tu aire. El último domingo de cada mes hay un mercadillo donde te puedes perder durante horas. Al caer la tarde el barrio tiene una vidilla impresionante y las calles se llenan de gente que queda para charlar y echarse unas risas mientras toma un aperitivo. Esta es la zona de la ciudad que hace que quieras meter todas tus pertenencias en una maleta y mudarte a Milán sin perder un segundo. Los diez euros los puedes gastar en lo que quieras: un café, un aperitivo o alguna baratija del mercadillo.

4. Contemplar La Última Cena

Si el valor de una actividad lo medimos en euros por minuto, esta no es de las que mejor salen (a cada visitante se le permite admirar La Última Cena de Leonardo da Vinci durante solo quince minutos). Pero, si tenemos en cuenta el valor artístico, es un auténtico chollazo. Se trata de una de las pinturas más famosas del mundo y probablemente hayas visto cientos de réplicas y versiones, pero no hay nada comparable al original. Jesús y el resto de la tropa no están envejeciendo bien, todo hay que decirlo, y la obra está descolorida y desconchada en algunas zonas, pero aun así puedes ver detalles que no existen en las reproducciones. Para poder disfrutar de tus quince minutos de cuadro, tienes que reservar con semanas (o más) de antelación. Si lo haces por internet, te costará solo ocho euritos. 

5. Comerte una piadina

Olvídate de la pasta, la pizza y los paninis, y pídete una piadina en Cera Una Volta Una Piada. La piadina es una especie de sándwich a la plancha hecho con un pan muy fino y relleno de cualquier ingrediente que te puedas imaginar. Al prepararlo, en este local nunca se quedan cortos con el relleno. Por unos cinco o siete euros tienes una bebida y una piadina a rebosar de jamón, verduras a la plancha, mozzarella fresca y rúcula, y te aseguro que vas a acabar lleno. El sitio es bonito y el personal, majísimo. Así que no tienes excusa para no pasarse por allí.

6. Relajarte en el parque

Giardini Indro Montanelli es un parque urbano bonito y tranquilo, y no te constará ni un céntimo pasar allí el día. Si te apetece escaparte del bullicio milanés, este es tu sitio. Busca un rincón donde poder tumbarte (a ser posible, al sol) y respira hondo. O lee un libro. O haz un pícnic. O échate una siesta. De hecho, esta última opción es la más probable una vez que estés allí. ¡Que lo disfrutes!  

7. Tomar un helado en Biancolatte

Cualquiera que vaya a Italia sabe que hay una cosa que hay que hacer sí o sí: tomarse un delicioso y cremoso gelato (¡uno como mínimo!). Hay un montón de heladerías impresionantes en Milán (aquí mencionamos una de ellas), y Biancolatte es otra de las que destaca. Te puedes llevar un cucurucho con dos bolas de helado por menos de cinco euros, y aunque es algo más cara que otras heladerías milanesas, esos céntimos de más te van a saber a gloria. Prueba el de avellana y el de stracciatella, y prepárate para que tus papilas gustativas hagan la ola.  

8. Hacer un tour gratis

Walkabout Milano es un estupendo tour a pie por la ciudad que puedes hacer sin pagar ni un duro. Bueno, técnicamente es gratuito, pero desde luego se recomienda dejarle una propina al guía, que pasa horas pateándose la ciudad, entreteniéndote con anécdotas y ofreciéndote información de todo tipo. El tour empieza y acaba en la plaza del Duomo, y dura unas tres horas en las que se visitan algunos de los lugares más bonitos, destacados e interesantes de la ciudad. Además, el guía te dirá dónde puedes encontrar la mejor pizza de la zona, y solo eso es ya motivo más que suficiente para hacer el tour. No hace falta reservar, tan solo tienes que presentarte en el museo del Duomo a las diez de la mañana.  

9. Coger el tranvía

Los tranvías milaneses son antiguos, ruidosos y entrañables, y son una forma genial de descubrir la ciudad a tu aire. Algunos de ellos tienen casi cien años a sus espaldas y no solo forman parte de la historia de la ciudad, sino que además resultan de lo más práctico. Por 1,50 tienes un billete de hora y media. Ah, si no te quieres perder, en la oficina del metro del Duomo tienen planos decentes de las líneas de tranvía. Un billete de 24 horas cuesta 4,50 y uno de 48, 8,25. Hala, ya tienes otra cosa que hacer en tu viaje.

10. Tomar un aperitivo

El aperitivo es una de las mejores tradiciones italianas. Alcohol + comida gratis = turistas encantados. Obviamente, hay limitaciones. En muchos sitios ya no hay un bufé libre como antes (y, compañeros viajeros, solo nosotros y nuestro voraz apetito tenemos la culpa; si es que nos falta autocontrol…). Pero puedes tomarte un cóctel o un vino y una selección de tentempiés en muchos sitios de la ciudad. Como hemos dicho antes, en el distrito de Navigli es fácil encontrar buenos locales. Maya es uno de ellos. Este sitio sirve cócteles deliciosos y bien cargaditos por diez euros, además de un bufé de aperitivos increíble con un toque mexicano. Te recomiendo que pruebes el mojito de fruta de la pasión.