Carta de amor a Bruselas

Querida Bruselas:

Son tantas las cosas que me han enamorado de ti, tantos los motivos que me han hecho caer rendida a tus pies…

Tu perfeccionismo

Cuando haces algo, lo haces en condiciones. Nunca había estado en un lugar tan eficiente y tan bien organizado, y esa es una cualidad muy atractiva en un destino turístico. Eres como el rey Midas: todo lo que tocas se convierte en oro.

Los preciosos edificios de la Grand Place.

La forma en que refulges bajo el sol

Eres imponente, te cuidas y tienes clase. Tus edificios dorados de estilo art nouveau y art déco son un regalo para la vista. También tienes tu punto excéntrico, de eso no hay duda: el increíble Atomium, con sus esferas de espejo, es una buena muestra de ello. Y qué decir de tus maravillosos hoteles... El 9 Hotel Central, donde me alojé, es un establecimiento que te hace sentir como si te hubieras zambullido en un tablero de Pinterest dedicado al interiorismo. Sin embargo, como es típico en ti, en este hotel el estilo y la practicidad van de la mano, y cada detalle (desde la disposición de los enchufes hasta la iluminación) está pensado para ofrecer toda la comodidad del mundo a los huéspedes.

El 9 Hotel Central de Bruselas.

La comida

Me has regalado el mejor pescado con patatas que he probado en mi vida, en Bia Mara (Rue du Marche aux Poulets). Fresco, sostenible, cocinado a la perfección y exquisito; con una tempura crujiente de limón y albahaca, y acompañado de calamares o ensalada de hinojo marino. Fue nuestra primera comida juntas, y el comienzo de algo mágico.

Había oído hablar de tus mejillones, y tenía muchísimas ganas de comprobar si su fama es merecida. Y lo es, claro que lo es. No pude elegir mejor sitio para degustarlos que Le Zinneke, donde me sirvieron el marisco con un caldo riquísimo, acompañado de una copa de vino blanco y seguido de un gofre al estilo belga… La decoración y el ambiente hicieron que la experiencia fuera aún más memorable. Es como si supieras que la mejor forma de conquistar a alguien es a través del estómago, y te hubieras lanzado directa a por el mío. 

Los restaurantes Bia Mara y Le Zinneke.

Casi se me saltan las lágrimas cuando me acuerdo de tu chocolate… Después de haberlo probado, sé que mi vida no volverá a ser la misma. Que nadie piense que te limitas a ofrecer el típico chocolate con azúcar a mansalva y en el que el cacao casi brilla por su ausencia, nada de eso. En tus calles se encuentran locales maravillosos como Laurent Gerbaud, donde elaboran unos bombones artesanales que más bien se merecerían ocupar los expositores de algún museo, con su sabor intenso y sus ingredientes de máxima calidad como pistachos, jengibre, arándanos o ralladura de naranja. Además, sirven un chocolate a la taza dulce, espeso y exquisito. Bruselas, tú sí que sabes cómo conseguir que una chica como yo acabe con una sonrisa de oreja a oreja.

También me encantan tus patatas fritas, tus gofres, absolutamente todo lo que venden en Maison Dandoy y los demás alimentos que has convertido en verdaderas obras de arte. Pero, sobre todo, me encantan tus galletas y tu pasta para untar de spéculoos, y el hecho de que las incluyera el bufé de desayuno de mi hotel. 

Delicias belgas.

Sabes cómo pasártelo bien

Hay quien dice que eres aburrida, pero eso es porque no te conocen como yo. Quizá esa gente se limitó a ir a la Grand Place y al Manneken Pis, y se creyó que eso era todo lo que ofreces. Pero tú eres mucho más… Eres la cuna de la música electrónica; el techno es lo que es gracias a ti. Elaboras más (y mejor) cerveza que casi cualquier otro lugar del planeta, y la sirves en bares estupendos repletos de gente encantadora. Tienes pequeños clubes de jazz, megadiscotecas, bares de copas con estilo y pubs acogedores.

La impresionante sala AB.

La sala de conciertos AB Brussels es una de las mejores que he tenido la suerte de pisar. Para empezar, el local, bañado en un espectacular brillo rojizo, tiene un diseño y una decoración que impactan. Los lavabos están impolutos y cuentan con fuentes para beber agua (no sabes cómo se agradece cuando estás pegando botes rodeada de gente y sudando a mares). La sala no está abarrotada ni hay que hacer cola para nada; todo está organizado a las mil maravillas. Hay taquillas para guardar los objetos de valor y los abrigos, así que tampoco hay que esperar en el guardarropa al terminar el espectáculo. Y, lo más importante de todo, tiene la mejor acústica de todos los recintos en los que he estado en mi vida.

Arte urbano en Bruselas.

Lo cultureta que eres

Me han fascinado tu creatividad y tu pasión por el arte. Nunca me habían interesado especialmente los cómics, pero los grafitis que adornan tus edificios me llamaron la atención y me animé a hacer la ruta del cómic por tus calles. Me detuve a curiosear en varias librerías, visité el Museo del Cómic y aprendí a compartir tu pasión. También el arte urbano, las preciosas tiendecitas y las galerías de arte que se suceden en tus calles se han ganado un huequecito en mi corazón, al igual que tus lugares más peculiares, como el Teatro de Toone, una sala decorada con marionetas antiguas donde te puedes tomar una cerveza y disfrutar de un espectáculo de títeres.

Por si todo esto fuera poco, has criado una población fantástica, educada, amable y con un sentido del humor ligeramente sarcástico… Es para estar orgullosa.

Quizá estoy siendo demasiado lanzada, pero a veces hay que dejar las inseguridades atrás y decir lo que uno siente. Estoy loca por ti, Bruselas, y estoy impaciente por que volvamos a vernos.

 

Te quiere

 

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- Dee Murray