La región de La Toscana lleva siglos siendo un imán para tortolitos llegados de mil y un rincones. Puede que Verona tenga a Romeo y Julieta, y que en Venecia los gondoleros hagan las delicias de los viajeros con sus canciones, pero La Toscana tiene la exquisita y jugosa bistecca alla fiorentina, el delicioso vino Chianti, jardines renacentistas perfectos para dar románticos paseos, colinas para ver los atardeceres cogidos de la mano, además de arte, arquitectura y aperitivi. Si queréis apreciar las preciosas ciudades y maravillosos paisajes de esta región italiana, mi consejo es que alquiléis un coche y os pongáis en camino desde Pisa.
En este hotel los días comienzan tomando un expreso y pasteles o prosciutto en el salón, y terminan en la terraza, disfrutando de un aperitivo con el jardín privado más grande de Europa como telón de fondo.
Hay doce habitaciones entre las que elegir, cada una de ellas decorada de manera única. A mí, personalmente, me enamoró la que está inspirada en un pañuelo de la casa italiana Pucci, que está enmarcado y cuelga orgulloso en las paredes de color azul intenso de esta estancia adornada con lámparas vintage, pósteres, una nota firmada por el propio Emilio Pucci y dos duchas (ni más ni menos). La bañera, colocada en el dormitorio, y la colección de lujosos botecitos de cosméticos os vendrán de perlas para desconectar al final del día.
Florencia puede enorgullecerse de contar con auténticas joyas arquitectónicas y la ciudad, además, es relativamente compacta, así que la mejor forma de explorarla es vagando por sus calles sin preocuparse demasiado del destino. Pasead por el puente más antiguo y popular de Florencia, el Ponte Vecchio, o por el Ponte Santa Trinita e inmortalizad con la cámara vuestro paso por estos lugares emblemáticos. Dirigíos a la céntrica Piazza del Duomo para admirar su catedral de reluciente mármol verdiblanco que os dejará sin palabras al verla de cerca. La Piazza della Signoria, centro de la vida política, es un lugar perfecto para detenerse a contemplar el transcurrir del día a día florentino y admirar el imponente Palazzo Vecchio y la Fontana del Nettuno.
Las Capillas Mediceas, ocultas tras la Basílica de Santa Croce, son un testamento del mecenazgo artístico y grandeza de la familia Medici. Si continuáis hacia la Piazza della Repubblica, haced una paradita para tomar un postre o una taza de cioccolata calda (chocolate caliente) en el Caffè Gilli, un local que lleva atrayendo a la flor y nata de la sociedad florentina desde 1733.
Florencia es considerada la cuna del Renacimiento. Hace varios siglos la ciudad era un hervidero de artistas y a día de hoy puede admirarse tal alarde de creatividad en sus más de setenta museos y los miles de obras de arte repartidos en sus muchos palacios renacentistas.
Os va a resultar imposible verlo todo, así que no es mala idea decidir con antelación qué galerías y museos os interesan más y reservar la entrada de antemano. De lo contrario, es muy probable que tengáis que malgastar varias horas de vuestro fin de semana romántico haciendo cola y jugando al “veo, veo”.
Sin lugar a dudas, dos de los museos más populares (y con motivo) son la Galleria degli Uffizi, que alberga obras maestras de Caravaggio, Da Vinci y Botticelli, y la Galleria dell’Acadamia, donde se puede admirar el fascinante David de Miguel Ángel. Tampoco os deberíais perder la vertiginosa subida de 414 escalones hasta la cúpula de la catedral; los frescos de El juicio final de Giorgio Vasari son espectaculares, como también lo son las vistas desde la Cupola.
Si ya habéis pasado tiempo suficiente mirándoos a los ojos el uno al otro, la puesta de sol es una buena excusa para fijar la vista en algo diferente. Seguid el camino empinado y sinuoso que va desde San Niccolò hasta Piazzale Michelangelo para deleitaros con unas vistas maravillosas de Florencia. No seréis la única pareja, pero os aseguro que tampoco os importará lo más mínimo. Después, volved al barrio de Oltrarno para tomar un aperitivo en una enoteca romántica como Bevo Vino y pedíos un tagliere típico florentino de salamis, quesos y panes o crostini artesanales.
A solo una passeggiata de la Piazza della Repubblica, en Sant’Ambrogio, uno de los barrios menos frecuentados por los turistas, se encuentra uno de los secretos mejor guardados de la ciudad. El Bitter Bar, a medio camino entre un local clandestino de los años veinte y un laboratorio de cócteles, es sin duda el más romántico de toda Florencia. Es difícil de encontrar (y tendréis que llamar al timbre para entrar), pero la búsqueda merece la pena. Cristiano ha creado una carta elaborada y divertida que utiliza nuevas técnicas para reinventar sabores del pasado dándoles un toque moderno, con cócteles experimentales que mezclan lima, whisky envejecido en barrica o menta. ¿Se os ocurre un plan más apetecible que relajaros en unos lujosos sofás de terciopelo, escuchando jazz y tomando cócteles exquisitos toda la velada?
El Bitter Bar también ofrece un taller de dos horas de duración para preparar el negroni perfecto, que incluye una breve clase de historia, un tutorial práctico y la oportunidad de crear vuestra propia receta, que os puede servir de recuerdo imborrable de vuestra escapada romántica.
En los viñedos que cubren las colinas de Chianti podéis degustar los deliciosos vinos Chianti Classico, Maremma y Bolgheri en Fattoria Vitticio, en la localidad de Greve. Vitticio, a solo treinta kilómetros (menos de hora y media en tren o autobús) de Florencia, ofrece visitas guiadas por sus viñedos y bodegas, y la oportunidad de sumergiros en el maravilloso mundo de la elaboración del vino, desde la recolección de la uva hasta el embotellado.
También podéis reservar una degustación que incluye cuatro tipos diferentes de vino, además de aceite de oliva, salami de la región, pecorino y pan recién hecho.
Florencia es una ciudad perfecta para amantes de la buena comida, ya que está repleta de osterie, restaurantes, pastelerías y focaccerie, todos preparados para recibiros con los brazos abiertos. La bistecca alla fiorentina, un bistec de buey de tres dedos de grosor y con el típico hueso en forma de T, es uno de los platos imprescindibles, y no hay mejor sitio para degustarlo que la Trattoria La Casa Linga, un local que triunfa entre los florentinos. Otras de las especialidades locales son los pappardelle frescos con salsa ragù, crostini con paté (normalmente de hígado de pollo) y las galletas cantucci. SottArno, una elegante cafetería situada al otro lado del río, prepara unas para chuparse los dedos.
Si queréis cenar en un marco de excepción, en el Golden Open Bar hay unas vistas estupendas del emblemático Ponte Vecchio y actuaciones de jazz la mayoría de noches. Os recomiendo que pidáis los pappardelle al cinghiale; son excepcionales.
Florencia también destaca por sus riquísimos bocadillos y sándwiches. Probad el pan schiacciata relleno de sbriciolona (embutido condimentado con hinojo), pecorino y crema de alcachofa en All’Antico Vinaio (un local muy popular donde casi seguro que tendréis que hacer cola). Si no os importa dejar el romanticismo a un lado, al menos de manera temporal, os recomiendo el lampredotto (bocadillo de callos) en el recién renovado Mercato Centrale, un espacio repleto de colores y sabores locales.
Florencia es conocida a nivel mundial por el oro, el cuero y la cerámica, y hay un sinfín de comercios y talleres artesanales donde encontrarlos. ¿Qué mayor muestra de amor puede haber que comprar juntos una mantequera florentina, un pomo de cerámica o un anillo de oro? Os recomiendo que vayáis a Alessandro Dari, un orfebre único en Oltrarno que crea joyas, microesculturas y piezas de arte maravillosas. También podéis visitar la Scuola del Cuoio, una curtiduría que ofrece visitas guiadas gratuitas de lunes a viernes durante las que podréis presenciar una demostración de cómo se fabrica el cuero, además de talleres de medio día para aquellos que quieran ampliar sus conocimientos sobre el tema. Si los grandes maestros renacentistas os han servido de inspiración y también queréis hacer vuestros pinitos en el mundo del arte, el maravilloso estudio de Francesca Vannini, Decorazioni e Pitture, imparte cursos de técnicas pictóricas, como la pintura al fresco, el trampantojo o el jaspeado.
- Alessandra D'Almo