Petra de noche: una experiencia mágica

Los oídos se taponan y el coche traquetea a medida que ascendemos por las montañas. Es una ruta de ensueño en la que unas curvas cerradas nos guían a través de pendientes que en algunos puntos parecen casi verticales. Nadie sabe qué se oculta tras el horizonte; quizá estemos viajando directamente hacia el cielo…

 

El trayecto, que nos hace sentir como en una montaña rusa, empieza a nivelarse. Ante nuestros ojos se extienden grandes llanuras; un territorio remoto y desconocido.

 

Unos beduinos, con vaqueros y pañuelos en la cabeza, galopan a lomos de caballos como auténticos cowboys, mientras unas camionetas abarrotadas de gente, probablemente pertenecientes a la misma familia, avanzan por el terreno. Un burro aparece dando un paseo tranquilamente y empieza a revolcarse en mitad de la carretera.

 

Empieza a caer la noche cuando llegamos al centro de visitantes de Petra. La famosa experiencia “Petra de noche” comienza en menos de una hora y en el lugar hay ya un murmullo constante.

La espectacular ruta a Petra a través de las montañas.

Un destino inolvidable

Petra, en Jordania, es uno de esos lugares que todo el mundo debería poder visitar al menos una vez en la vida, al igual que Pompeya, el Taj Mahal o Machu Picchu.

 

Este enclave arqueológico no solo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985, sino que además forma parte de la lista de las Siete Maravillas del Mundo Moderno desde 2007.

 

Por si fuera poco, este asentamiento histórico tiene un halo hollywoodiense; cualquiera que haya visto Indiana Jones y la última cruzada reconocerá el precioso edificio del Tesoro que aparece en las últimas escenas de la película.

 

Aunque no cabe duda de que Petra es una verdadera joya para la vista durante el día, una visita nocturna a la ciudad promete ser una experiencia inolvidable para los cinco sentidos.

El Tesoro y el Siq de Petra de día.

Dejando atrás el centro para visitantes, empezamos a caminar ladera abajo, y las luces y el canto de los grillos se van desvaneciendo a medida que nos alejamos.

 

Cuando entramos en el Siq (el angosto desfiladero de un kilómetro de longitud que conduce al Tesoro), reina la oscuridad, a excepción del tenue resplandor de las velas que titilan en el interior de pequeñas bolsas de papel situadas a lo largo del camino hasta donde alcanza la vista.

 

Seguimos a las sombras que nos preceden y las conversaciones susurradas le dan a la escena un aire casi fantasmal. Bajo nuestros pies, el terreno es desigual y polvoriento, y se suceden la gravilla, el empedrado de la época romana y la arena.

 

De cuando en cuando la luna y las estrellas se dejan ver a través de las grietas de la roca. Hay un ligero olor a caca de burro que nos devuelve a la realidad, aunque no resta ni un ápice de romanticismo a la experiencia.

Una ciudad que controlaba el comercio de incienso

Incienso y mirra en Petra.

Petra, situada a medio camino entre el Mar Muerto y el Mar Rojo, se convirtió en la capital del imperio nabateo en el siglo I antes de nuestra era y prosperó gracias al comercio de incienso, mirra y especias.

 

El misterio que rodea el declive de Petra es tal que ha sido bautizada como “la ciudad perdida”. Nadie sabe por qué yació olvidada durante siglos hasta ser redescubierta por el explorador suizo Johann Ludwig Burkhardt en 1812.

El Tesoro, visto desde arriba.

Imaginaos la cara que se le debió de quedar al encontrarse semejante maravilla…

 

El Tesoro o Al-Jazneh, un imponente edificio de cuarenta metros de altura excavado y esculpido en la roca rosada, es un testimonio de las increíbles habilidades de ingeniería de los nabateos.

 

El nombre de esta construcción puede hacerte pensar en algún tipo de cueva repleta de rubíes, diamantes y otras piedras preciosas, pero los arqueólogos afirman que era un templo o una tumba dedicada a la realeza.

 

En la actualidad, es el edificio más fotografiado de Petra y el indiscutible protagonista de la experiencia “Petra de noche”.

La gran revelación

A medida que avanzamos por el Siq, empezamos a oír unas notas musicales que nos indican que estamos a punto de llegar a nuestro destino. El camino se ensancha para regalarnos una estampa formada por un océano de velas frente al Tesoro (o, al menos, lo que suponemos que es el Tesoro). La oscuridad es tal que el edificio es invisible, al igual que el cantante y el público allí reunido.

 

Tomamos asiento en una de las esterillas que hay colocadas sobre el suelo. Varios flashes de cámaras ignoran la prohibición de sacar instantáneas, pero el Tesoro sigue envuelto por la oscuridad.

 

El sonido de la flauta, con el que se podría hacer bailar a una serpiente, resulta hipnótico. El músico debe de estar cerca, aunque no logramos verle. Unas manos anónimas nos sirven una taza de té; está caliente y tiene un sabor dulce, como a sirope.

 

Cuando estamos a punto de entrar en un trance provocado por la melodía, una figura aparece bajo la luz de un foco. En inglés, pide al público que cierre los ojos y formule un deseo.

 

Empieza una cuenta atrás: tres, dos, uno… Abrimos los ojos. Todos los presentes se lanzan a por sus móviles y cámaras en el instante en que el Tesoro se revela ante nosotros.

 

Podría describirlo como un edificio majestuoso, pero en realidad no hay adjetivo que le haga justicia.

Crédito de la foto: @matteopoddie

A continuación, comienza un espectáculo lumínico que nos permite contemplar el Tesoro en todo su esplendor.

 

Cuando toca a su fin, la multitud se dispersa y, una vez más, las luces se atenúan. Nosotros nos quedamos para inmortalizar el Tesoro y la constelación de velas, y somos los últimos en abandonar el lugar.

 

Nos damos la vuelta para contemplar la imagen una última vez. Será un recuerdo imborrable que nos acompañará toda la vida.

Información y consejos para visitar Petra de noche

  • Las entradas se pueden comprar en las tiendas del centro de visitantes, en agencias de viajes locales y en la recepción de los hoteles, y cuestan 17 JD (unos 21 euros). Los niños menores de diez años no tienen que pagar nada.

  • Los espectáculos tienen lugar los lunes, miércoles y jueves de ocho y media a diez y media de la noche.

  • Lleva zapatos cómodos, porque el trayecto hasta el Tesoro dura unos 25 minutos y transcurre sobre terreno desigual y poco iluminado.

  • Resiste la tentación de fotografiar las actuaciones (sobre todo, no uses el flash). El lugar está iluminado por velas, con lo que es imposible captar el edificio del Tesoro en cámara, más aún si usas un teléfono móvil. Recuerda que tendrás la oportunidad de inmortalizar la experiencia al concluir el espectáculo.

  • Intenta estar “presente” y disfrutar las actuaciones mientras estás allí; si te dedicas a filmar no podrás empaparte de la increíble atmósfera que se vive.

Cómo llegar a Petra

Petra está en el extremo suroeste de Jordania, a unas cuatro horas en coche de Amán y a hora y media de Áqaba. Desde ambas ciudades parten tours guiados en autobús.

 

Vuelos a Amán

 

Vuelos a Áqaba