La preciosa ciudad de Aix-en-Provence, con su maravilloso laberinto de callejuelas color ocre y sus amplias avenidas arboladas, es el secreto mejor guardado de la región y un paraíso para aficionados al arte y a la buena gastronomía. En esta joya de la Provenza, que rezuma elegancia y encanto a la antigua usanza, te esperan sorpresas casi en cada esquina. Observa el ir y venir de la gente desde una de las muchas cafeterías de la avenida peatonal Cours Mirabeau o pasa la tarde siguiendo las huellas del pintor posimpresionista Paul Cézanne. Aquí van nuestros consejos para que disfrutes de 48 horas inolvidables en la ciudad de las mil fuentes...
El Grand Hotel du Roi René es un hotel boutique de cuatro estrellas que encarna a la perfección el estilo chic y desenfadado de la Provenza. Cuenta con una ubicación privilegiada en pleno centro de la ciudad, a un paso de la Cours Mirabeau y las pintorescas callejuelas adyacentes. Despiértate con el delicioso aroma de los cruasanes recién horneados que se cuela por la ventana y tómate el café de la mañana en el balcón con vistas a la piscina climatizada. La moderna decoración del hotel y sus 134 acogedoras habitaciones lo convierten en un alojamiento idóneo que te permite sumergirte en el modo de vida provenzal nada más cruzar la puerta. Tras una intensa jornada de turismo, no hay nada mejor que tomarse una copa de rosado en el bar del hotel y luego degustar la gastronomía local en el restaurante de la planta baja.
Grand Hotel du Roi René – 24 Boulevard du Roi René
1. El casco antiguo
Recorre las calles antiguas del centro y los preciosos pasadizos empedrados de esta ciudad célebre por sus fuentes y por sus paisajes de postal que es como un París en miniatura. Descubre la Place d'Albertas o la Place des Prêcheurs, maravíllate con su arquitectura barroca del siglo XVII y, para recargar las pilas, pídete un expreso en una de sus estupendas cafeterías.
2. El taller de Cézanne – 9 Avenue Paul Cézanne
Emprende un viaje en el tiempo al siglo XX y visita el taller del hijo más ilustre de la ciudad, Paul Cézanne. La casa, ubicada en la colina de Lauves, te permitirá conocer en primera persona el estudio donde el artista creó obras inmortales como La montaña Sainte-Victoire o Las grandes bañistas.
3. Musée Granet – Place Saint-Jean de Malte
El fantástico Musée Granet, situado en el barrio de Mazarin, es de visita obligada para cualquier apasionado del arte. Recorre sus salas y admira las obras de Picasso, Cézanne, Monet y Van Gogh donadas por el pintor y coleccionista Jean Planque a la ciudad en 2011. En el museo, que abrió sus puertas en 1838, se exponen piezas arqueológicas, esculturas y pinturas.
4. Granet siglo XX – Place Jean-Boyer
Durante la visita a la ciudad, tampoco puedes perderte el museo Granet siglo XX, ubicado en una imponente capilla restaurada del siglo XVII. En él se exponen piezas adicionales de la colección Planque, que incluyen un gran número de pinturas de Picasso, además de obras de otros artistas de renombre, repartidas en tres plantas.
5. Viñedos en sidecar
Vive una experiencia diferente y súbete a uno de los sidecares de La Belle Echappee. Admira la famosa montaña Sainte-Victoire y haz una parada en la premiada bodega Le Domaine de Saint Ser para probar los exquisitos tintos y rosados de los viñedos cercanos.
6. Cours Mirabeau
La avenida principal de la ciudad se extiende a lo largo de 440 metros, con la Fontaine de la Rotonde en un extremo, y está repleta de tiendas, cafeterías, bares y restaurantes. Es perfecta para tomar algo al atardecer y además es un punto de partida ideal para empezar a explorar la ciudad. Esta célebre avenida, que sirve de nexo entre lo nuevo y lo antiguo, es sin duda uno de los lugares más emblemáticos de Aix-en-Provence.
7. Caumont Centre d’Art – 3 Rue Joseph Cabassol
El museo Caumont Centre d’Art, situado a escasos metros de la Cours Mirabeau, en una mansión del siglo XVIII, es una auténtica joya. Cuenta con preciosos jardines, salas repletas de historia, un impresionante patio y numerosas exposiciones temporales que lo convierten en un espacio idóneo para huir del ajetreo de la avenida principal. Pídete un trozo de tarta en el restaurante y siéntate en la terraza para disfrutar de los rayos del sol.
8. Los campos de lavanda
Los campos de lavanda son todo un símbolo de la región y un lugar de visita obligada para cualquiera que vaya a Aix-en-Provence. Puedes alquilar un coche o usar el servicio de transporte público, y en menos de una hora te verás rodeado por un manto de flores de color púrpura y aroma embriagador.
Desayuno
Weibel – 2 Rue Chabrier
En Weibel, la pastelería más popular de Aix-en-Provence, te verás tentado de subir mil y una instantáneas a Instagram. El local, inaugurado en 1954, no solo sirve unos cruasanes de mantequilla que quitan el sentido, sino que además su cuidada decoración interior en color lila te dejará con la boca abierta antes incluso de probar las deliciosas tartas.
Comida
Café Caumont – 3 Rue Joseph Cabassol
El Café Caumont, que forma parte del museo homónimo, prepara unos exquisitos platos gourmet con los que se te hará la boca agua. Cada una de las salas está inspirada en una época histórica, por lo que este restaurante no solo es un placer para el paladar, sino también para la vista. Si el tiempo acompaña, aprovecha para comer en la preciosa terraza, con vistas al jardín y al laberinto.
Cena
Les Baratineurs – 41 Place Forum des Cardeurs
Este restaurante, perfecto para familias, está ubicado en la animada Place des Cardeurs. Tiene una carta variada que incluye desde tapas cuidadosamente seleccionadas hasta hamburguesas o pasta, con opciones para los gustos. El local, que abre los siete días de la semana a la hora de la comida y de la cena, es uno de los más recomendables de la ciudad por la amabilidad de sus camareros y su ecléctico menú.
Copas
Le Cambarou – 13 Cours Mirabeau
Le Cambarou, situado en un extremo de la Cours Mirabeau, irradia esa elegancia típica de la Provenza y es uno de los locales imprescindibles de Aix-en-Provence. Esta brasserie contemporánea y coctelería te traslada a los días más gloriosos de la ciudad, con todo su brillo y glamur. La cocina, sencilla y creativa, se basa en los productos del mar y la sofisticada carta de cócteles es sencillamente insuperable.
- Lucy Norris