A pesar de ser uno de los países más pequeños de Europa, a Luxemburgo le sobran rincones y paisajes para acaparar hashtags. Si no te lo crees, aquí tienes siete motivos que hacen que Instagram no pueda resistirse a sus encantos…
Vianden, situado en las riberas del río Our, parece sacado de un cuento de hadas. Súbete al telesilla y asciende hasta 440 metros de altura para disfrutar de unas espectaculares vistas panorámicas del castillo, la iglesia, las calles empedradas y los preciosos bosques que rodean el pueblo.
La región de Mullerthal, también conocida como la “pequeña Suiza”, debe su sobrenombre a sus colinas, la pureza del aire y las preciosas rutas de senderismo que nada tienen que envidiar a las del país alpino. Hay tres rutas principales, a cada cual más bonita: la primera recorre paisajes rocosos, bosques y praderas; en la segunda se pueden admirar formaciones rocosas imponentes; y la tercera combina riachuelos, valles y castillos que derrochan romanticismo.
¿Se te ocurre una estampa más instagrameable que un castillo del siglo XV cubierto por un manto de nieve? Este castillo, que se alza sobre un promontorio rocoso en el valle del río Clerve, podría ser el escenario perfecto para rodar una nueva versión de Frozen. Su mayor reclamo es una muestra fotográfica reconocida por la UNESCO, obra del luxemburgués Edward Steichen, que lleva por nombre “The Family of Man”.
Con su insólita mezcla de arquitectura gótica y renacentista, la Catedral de Notre Dame de Luxemburgo enamora nada más verla. Sin embargo, si atraviesas sus puertas, te darás cuenta enseguida de que su mayor tesoro son sus preciosas vidrieras de los siglos XIX y XX.
Cada mes de abril, 15 000 patos de goma amarillos lo dan todo por hacerse con la victoria en la carrera anual del río Pétrusse. Lo que comenzó siendo una curiosa tradición luxemburguesa se ha convertido en un gran evento benéfico que atrae a un sinfín de espectadores. ¡Prepara la cámara!
En el mes de diciembre, la Place d’Armes, la Place de la Constitution y la Place de Paris convierten la ciudad de Luxemburgo en un paraíso repleto de luz y color. La plaza principal se llena de cabañas de madera donde se pueden comprar juguetes tradicionales, dulces y artesanía. Tómate un vaso humeante de Glühwäin (vino caliente), acompañado de alguna especialidad local, como las Thüringer (salchichas luxemburguesas) o las Gromperekichelcher (una especie de tortitas de patata), y tendrás el combustible perfecto para hacer frente al frío invernal.
El Castillo de Bourscheid no es solo el más grande de Luxemburgo, sino que también tiene un as en la manga para ganarse a los amantes de la fotografía. Si lo visitas de noche, podrás ver cómo sus torres y torretas se iluminan de forma majestuosa sobre el valle del río Sûre y captar una instantánea de sobresaliente.
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- Fiona Hilliard