Como un destino típicamente conocido como paraíso para los que viajan con paquetes turísticos, no estaba segura de qué esperar de un fin de semana en Málaga. Me imaginaba hoteles en altos edificios, amantes del sol dispuestos en la arena como sardinas y copiosas cantidades de frijoles horneados como parte del menú, pero no podría haber estado más equivocada.
Con su clima templado, calles tranquilas y un encantador y pausado estilo de vida, la costa sur de España no podría ser una mejor opción para una larga excursión de fin de semana. Me alojé en un apartamento durante 2 días en Málaga y descubrí que es la ciudad perfecta para pasear, visitar galerías, comer y beber durante un fin de semana. A continuación, mis mejores descubrimientos de la Costa del Sol:
No puedes perderte de este bar de tapas, ya sea para admirar los azulejos que decoran su fachada o la fila de personas que sale de su puerta a todas horas. Afortunadamente, la fila se mueve rápido, y pronto serás acompañado a través de la bulliciosa sala para disfrutar de un excelente vermut, tapas modernas y algunos de los mejores quesos curados que he tenido el placer de probar.
Aunque no abre sus puertas hasta las 10 de la mañana, si estás buscando actividades para pasar un fin de semana en Málaga, vale la pena disfrutar de un té vespertino en Julia Bakery, con su personal encantador, excelente café y pastelería de otro mundo: terminamos llevando el pan para preparar un desayuno casero a la mañana siguiente. Recomiendo con los ojos cerrados la limonada de frambuesa y menta para disfrutar de una tarde soleada, acompañada de algún postre.
Es un verdadero placer pasear por el mercado central de Málaga: los puestos de frutas con fresas del tamaño de tu cabeza, los vendedores ofreciendo la pesca del día o los pequeños puestos que te darán una muestra de sus almendras a la parrilla, queso manchego o aceitunas rellenas.
También hay un bar en el medio del mercado donde puedes probar las delicias malagueñas: pescado frito, berenjenas rebozadas con salsa de azúcar de caña y la ensalada de pimiento rojo, maridado con una pinta de cerveza local o un Rioja.
No son recomendaciones de barra per se, pero no puedes irte sin probar estas dos bebidas. El olor a flores de naranjos te seguirá por toda la Costa, y el zumo de naranja es tan fragante como delicioso. El Tinto de Verano es una bebida local que no podrás dejar de probar: vino tinto mezclado con limonada casera local, hielo y una rodaja de limón. Absolutamente nada se combina mejor con las aceitunas en una tarde soleada.
Contempla el atardecer detrás de las antiguas ruinas del anfiteatro romano mientras tomas un tinto de verano acompañado de tapas tradicionales locales en este icónico sitio de Málaga. El Pimpi es tan popular que se ha apoderado de toda la plaza, con un magnífico restaurante interior con un laberinto de pequeñas salas y barriles de vino firmados por su famosa clientela.
Le falta el ambiente fresco y tranquilo que podrías esperar de una casa de té, pero la bulliciosa Tetería, a la sombra del Museo Picasso de Málaga, es un lugar encantador para hacer una parada mientras piensas dónde será la próxima comida. Podrás disfrutar de un té afrutado y de una gran porción de tarta.
España apenas es conocida por su cerveza, pero definitivamente no es inmune a la tendencia cervecera de esta última década. La Madriguera tiene una gran variedad de cervezas interesantes y buena comida ligera para hacer estómago. No intentes meterte en su competición de pintas consumidas en una noche. Ahora son las 23:00, lo que me da una resaca en la que pensar.
Como lugar de nacimiento de Picasso, no puedes perderte el Museo Picasso, un recorrido fascinante, y de duración adecuada, por la vida del pintor que cuenta con una excelente colección de obras, esculturas, cartas y fotografías repartidas por las habitaciones de una hermosa mansión española. También presentan exhibiciones temporales que están increíblemente bien curadas: recientemente han mostrado la historia de Olga Picasso, ex bailarina y primera esposa del pintor.
En 2015, se abrió una sucursal en Málaga de la galería de arte moderno de París, Centre Pompidou, en el puerto de la ciudad, con una sólida colección permanente, ideal para pasar una mañana deambulando por sus pasillos, y exhibiciones temporales realmente interesantes, traídas directamente desde la galería de París. (Para los amantes del souvenir, su tienda de regalos también es digna de ver; ¡me obsesioné con un par de tazas de Frida Kahlo!)
Súbete a un tren desde la estación principal de Málaga hasta El Chorro, y en solo 40 minutos ya estarás listo para andar por el Caminito del Rey, un sendero de 7,7 km que alguna vez fue la pasarela más peligrosa del mundo, pero se ha transformado en un paseo marítimo que se aferra precariamente a un acantilado con impresionantes vistas sobre los cañones y el río. Reserva con anticipación, y es mejor evitar la visita guiada; deambular a tu propio ritmo es mucho más emocionante y satisfactorio.
Podría ser el lugar más fácil del mundo para ir de un continente a otro: desde la Costa del Sol puedes hacer una excursión de un día a África o convertir ese fin de semana largo en una semana entera y experimentar la sobrecarga sensorial que implica visitar la ciudad portuaria del norte de Marruecos. A dos horas en autobús desde Málaga, la ciudad de Algeciras tiene docenas de ferris que llegan a Tánger en tan solo una hora y media. Puedes hacer excursiones organizadas de un día o, mejor aún, planificar un itinerario propio y pasar un par de días deambulando por la Kasbah, tomando té en las terrazas con vista al Estrecho de Gibraltar y regateando por alfombras y velas en la Medina.
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- Matilda Edwards
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