Once motivos de peso para visitar Burdeos

Burdeos, la sexta ciudad más grande de Francia, es un destino que no deberías perderte por nada del mundo.

 

Puedes elegirla para una escapada de fin de semana, visitarla como parte de un itinerario por el país galo o incluso hacer una excursión de un día desde París. Irás por el vino, pero te quedarás por muchos motivos más. Aquí tienes once razones de peso para caer rendido a sus pies...

EL VINO

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El nombre de la ciudad ya lo dice todo, ¿no? Si eres aficionado al vino, Burdeos es tu destino ideal.

 

La Cité du Vin es un espacio dedicado enteramente a la “bebida de los dioses”. No se trata de un museo con olor a naftalina, sino de un lugar divertido e interactivo donde podrás aprender un montón de datos curiosos sobre la historia del vino, desde el año seis mil antes de nuestra era hasta la actualidad, y sobre esta ciudad a la que le apasiona producirlo. Como no podía ser de otra forma, en la parte superior hay una vinoteca estupenda para que pongas a prueba esos conocimientos recién adquiridos. Este espacio es uno de los lugares imprescindibles de la ciudad y, además, es una maravilla arquitectónica que derrocha elegancia por los cuatro costados.

 

Si la Cité du Vin no basta para tus calmar tus anhelos culinarios, puedes hacer un tour con Miam Bordeaux, una empresa especializada que ofrece visitas a pie por la ciudad con paradas en los locales gastronómicos más emblemáticos. Hay un tour dedicado a los mercados, donde se pueden adquirir productos regionales magníficos, clases de cocina con un chef de la ciudad y clases para aprender a hacer pan y brioche dirigidas a los peques de la familia. Estas actividades son una forma estupenda de conocer la ciudad y probar todo lo que tiene que ofrecer. ¿A que ya se te hace la boca agua?

Las excursiones

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Burdeos es un punto de partida perfecto desde el que organizar excursiones a lugares en los que el vino, cómo no, tiene un papel protagonista. La ciudad se ha ganado a pulso ser una de las mecas de la vinicultura a nivel mundial y en los alrededores abundan viñedos, productores artesanales y pueblecitos pintorescos que bien merecen una visita.

 

Saint-Emilion es un buen ejemplo de lo que te espera en la región. Este pueblo histórico se encuentra a solo 45 minutos de Burdeos y, una vez que estés allí, es muy probable que quieras quedarte de por vida. Está enclavado en un anfiteatro natural y es la perfecta encarnación del encanto francés. Puedes apuntarte a una degustación de vino y visitar los viñedos en los chateaux, hacer un tour subterráneo por la iglesia monolítica, subir a la torre del reloj para disfrutar de unas vistas estupendas del pueblo y, por supuesto, curiosear en las tiendas locales y comprar jabón artesanal, macarons y más vino.

Tiene un tamaño perfecto para recorrerla a pie

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La mejor forma de descubrir los preciosos edificios y las joyas históricas de la ciudad es dando un tranquilo paseo o en bici. Burdeos cuenta con el mayor número de edificios históricos preservados del país, solo por detrás de París, así que hay mucho por conocer.

 

El Miroir d’Eau es la piscina reflectante más grande del mundo. Sus 3450 metros cuadrados nos regalan un reflejo espectacular de la Place de la Bourse y, además, es un sitio perfecto para huir del calor veraniego. La catedral de la ciudad, que data del siglo XI, es magnífica, al igual que la Torre Pey Berland, que se alza a su lado y ofrece unas vistas incomparables.

 

En Burdeos hay puentes, iglesias, palacios e innumerables galerías de arte que merece la pena conocer. Si te apetece recargar las pilas tomándote un buen vinito, te recomiendo que vayas a L’Intendant. Esta vinoteca es probablemente la más bonita del planeta. Una enorme escalera de caracol comunica sus cinco plantas, y en su interior hay más de quince mil botellas de vino de la región.

Es un paraíso para amantes del arte

Aficionados al arte, aquí vais a estar en vuestra salsa.

La ciudad de Burdeos es en sí misma una obra de arte y un libro de historia, pero, si con eso no te basta, no te van a faltar museos y galerías en los que ampliar tus conocimientos.

 

El Musée d’Aquitaine te permite recorrer la historia de la ciudad y de la región de Aquitania desde sus orígenes hasta nuestros días de una manera muy amena.

 

El Musée d’Art Contemporain es una oda al arte contemporáneo, a las obras que hacen que Burdeos siga teniendo un sitio preferente en el mundo de la cultura, y en él se exponen creaciones de jóvenes escritores, artistas, músicos y arquitectos. Además, acoge eventos, talleres y charlas muy interesantes durante todo el año. Si vas, tómate algo en la estupenda terraza de la cafetería.

 

Si tienes ganas de más, el Musée des Arts Decoratifs alberga antigüedades preciosas, en el Musée des Beaux Arts se muestran obras de arte desde el Renacimiento hasta el siglo XX y el Musée Nationale des Douanes está dedicado a la protección de fronteras y aduanas. Vamos, que hay para todos los gustos…

Las compras

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Puede que pienses que no hay ningún sitio a la altura de París para gastarte esos euros que tanto esfuerzo te cuesta ganar, pero yo no lo tendría tan claro... En Burdeos se han propuesto seducirte con sus maravillosas tiendas, mercados y boutiques, y el resultado es de lo más tentador.

 

La Promenade Sainte Catherine es la calle comercial peatonal más larga de Europa, tiene una oferta muy variada (recuerdos, moda, productos de belleza y salud…) y suficientes comercios como para tenerte entretenido un día entero.

 

Si quieres comprar ropa francesa exclusiva (o, si eres como yo, y piensas limitarte a mirar los escaparates y a suspirar), te recomiendo el Triángulo de Oro, una glamurosa zona donde puedes encontrar las clásicas casas de moda, además de restaurantes très chic y bares estupendos.

 

Si, más que los trapitos, lo que te interesa es llenar la panza, el Marché des Capucins es un mercado genial para comprar frutas y verduras, quesos locales y, por supuesto, litros y litros de vino.

Los teatros

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En lo que respecta a las artes escénicas, Burdeos cuenta con una oferta amplísima. Una de mis actividades preferidas cuando viajo a una ciudad desconocida, independientemente de que hable el idioma o no, es ir a ver algún espectáculo.

 

El Grand Théâtre es un precioso teatro del siglo XVIII que acoge recitales, óperas, conciertos de música clásica y exhibiciones de ballet; el Théâtre Victoire, un espacio íntimo y de moda, es perfecto para los aficionados a la comedia; y el Cabaret Le Grain De Folie, en Artigues-près-Bordeaux, te hará pasar una velada memorable a ritmo de cancán.

Sus barrios

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El barrio de Chartrons está repleto de tiendecitas y boutiques que derrochan encanto a raudales y donde se puede encontrar de todo, desde antigüedades o moda de vanguardia hasta menaje para el hogar. Un consejo: lleva una maleta grande si tienes pensado salir por esta zona a la caza de tesoros, porque nunca sabes lo que puedes encontrar.

Es perfecta para hacer ciclismo

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Burdeos es una de las mejores ciudades europeas para ir en bici. Cuenta con un sistema de alquiler barato y, además, desplazarse por sus calles a pedales es increíblemente sencillo. Si quieres conocer la ciudad de forma diferente, te recomiendo que recorras la preciosa vía verde Roger Lapébie.

Las vistas

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Si quieres disfrutar de unas vistas incomparables de la ciudad, sube a la Torre Pey Berland, situada junto a la Catedral de San Andrés. Asciende los 229 escalones hasta lo más alto, y te aseguro que te alegrarás de no haber sucumbido a la pereza. Por cierto, no te olvides el palo de selfi.

Los parques

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Si te gusta pasar tiempo al aire libre, en Burdeos tienes un montón de parques para salir a correr, hacer un pícnic o tumbarte tranquilamente a tomar el sol. El Jardin Public y el Jardin des Lumieres son dos de mis favoritos.

Está muy bien comunicada

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Da igual dónde vivas, porque la ciudad de Burdeos está muy bien comunicada con el resto de Francia y de Europa. El aeropuerto de Burdeos–Mérignac está a solo nueve kilómetros del centro de la ciudad (media horita en autobús), así que pasarás de estar sentado en el avión a recorrer sus calles casi sin darte cuenta.

 

Además, los trenes de alta velocidad TGV conectan Burdeos con las principales ciudades del país, así que, si quieres seguir explorando las tierras galas, tienes París a solo dos horas y media.

 

Vuelos a Burdeos

 

- Matilda Edwards