Vuela a Palma de Mallorca (PMI) y descubre la isla en tan solo 5 días

Cada día que pasa que no estás en Mallorca te lo estás perdiendo. Está hecha para todos los públicos. Gusta y enamora sí o sí, así que, si quieres descubrir los rincones con más encanto de la isla, coge papel y boli (o cámara) y prepárate para apuntar. Con vuelos directos a Palma de Mallorca (PMI) desde numerosas ciudades de España, hace que sea fácil y rápido llegar a este paradisíaco destino. 

 

Como en cada escapada, la estancia es muy importante para poder moverse sin tener que desplazarse mucho tiempo en coche. Ya que uno llega a Palma que está a 5 minutos del aeropuerto, es una localización perfecta. Palma ofrece un gran abanico de hoteles, restaurantes, eventos, monumentos y espacios preciosos. Como viajero, es importante terminar el día en un sitio donde ya no necesites el coche y puedas seguir “explorando” una gran ciudad como es Palma de tarde/noche. Palma es céntrica y bien comunicado con los destinos de la isla que formarán parte del itinerario de los 5 días.

Día 1: Sierra Tramontana

Cuando uno habla de Las Islas Baleares y de Mallorca siempre piensa en Sol y hermosas calas con miles de tonalidades de azules, pero son muchos los turistas que abandonan la isla sin llegar a conocer realmente su esencia. Visitar y adentrarse en la seductora Sierra Tramontana es una experiencia fascinante. 

 

Este inmenso sistema montañoso recorre todo el noroeste de la isla y bajo él alberga los pueblos más elegantes y auténticos de Mallorca.

Por su belleza y originalidad recomendaría la siguiente ruta, que además, al incorporar lugares relativamente pequeños, posibilitan que podamos conocer 4 o 5 en cada jornada (y con estancia céntrica en Palma); mi primer día comenzaría visitando Fornalutx y a continuación, la localidad de Sóller en donde, además de poder ver el emblemático tranvía que la conecta con Palma, podremos disfrutar del encanto de sus estrechas y empedradas callejuelas y echarnos un café en su plaza contemplando la iglesia de Sant Bartomeu. Para mí, es una parada obligatoria. Una vez aquí, es una buena opción acercarse al propio puerto de Sóller para disfrutar de uno de sus múltiples restaurantes.

A poca distancia se encuentra Cala Deya, que será el lugar perfecto para desenfundar las gafas y el tubo de snorkel y empezar a disfrutar de las cristalinas aguas mallorquinas y pasar así lo que queda de tarde. Un día por la sierra no puede terminar sin disfrutar de una maravillosa puesta de sol, que además la encontraremos siguiendo nuestra carretera, más concretamente en Sa Foradada, un lugar que no dejará a nadie indiferente, y en el que además nos encontraremos con alguna terraza abierta.

Día 2: La irresistible Costa Este

Nunca apetece madrugar cuando uno está de vacaciones, pero se hace más llevadero cuando uno sabe que va a encontrarse con Cala Del Moro, la cual por los colores azules de sus aguas quizás sea la cala más impactante de toda la isla. Una pequeña playa tan diminuta como hermosa, a la cual a medida que uno se va acercando, se va enamorando con mayor intensidad. Si tenemos ganas de más, a 200 metros de esta preciosidad, nos encontramos con Cala S’Almunia que también merece la pena ser visitada.

 

La ruta continúa pegada al litoral hasta llegar a las Cuevas del Drach, las cuales albergan el lago subterráneo más largo del planeta, el lago Martel. Navegaremos por sus diferentes salas asombrándonos con sus miles de estalactitas y estalagmitas.

Ya de vuelta, hay otra parada obligatoria que hay que realizar y que no aparece en las guías turísticas; se trata de la cala Mitjana; para acceder a ella hay que llegar o bien en barco, o bien atravesando una serie de fincas privadas que están abiertas al público que facilitan el acceso a la playa. Es el lugar ideal para disfrutar de un buen baño y sentirse como en casa. 

Día 3: Un regalo para la vista

Comenzaremos el día dirigiéndonos a uno de los lugares más impactantes de la isla y que últimamente ha pasado a ser visita obligada de todos los turistas: Sa Calobra; la carretera que nos lleva hacia allí llena de barrancos y curvas es tan tediosa como emocionante y bella por las panorámicas que nos ofrece a cada momento. Este difícil recorrido se ve más que recompensado una vez que uno llega a Sa Calobra, y más en concreto al Torrent de Pareis, que es una playa situada entre dos inmensos y pronunciados acantilados rocosos. 

Después de habernos deleitado con sus aguas y sus paisajes, pondremos rumbo a Pollensa, otra de las joyas de la Sierra, que al igual que el resto de las poblaciones de la zona, goza de un encanto extraordinario, siempre con la silueta de la montaña acechando en cada esquina. Este será un buen lugar para reponer fuerzas y deleitarse con una buena comida en uno de sus numerosos restaurantes. 

Avanzaremos a continuación al Cabo Formentor, en la parte noroeste de la isla; en donde primeramente podremos elegir entre hacer una parada en Cala Formentor o Cala Figuera, ambas opciones son igual de buenas y de atractivas; el colofón del día lo pondrá la visita al Faro de Formentor, el cual está considerado como el mejor sitio de la isla para contemplar la puesta de sol.

Día 4: Una capital única

Es hora de disfrutar de Palma de Mallorca en donde de forma obligatoria tendremos que ver la hermosísima Catedral gótica de Santa María de Mallorca, que sin duda es una de las más hermosas de España, y que además llama la atención por su proximidad al mar.

 

Alrededor de la misma, empieza la vida de la ciudad, combinando calles modernas llenas de grandes tiendas de renombre  con pequeñas callejuelas que conforman el casco histórico de la ciudad, en donde uno tiene que dejarse llevar y perderse por los tonos tostados de sus calles y por la increíble cantidad de flores que adornan cada esquina.

No podemos obviar visitar: el castillo de Bellver (único de Europa con forma circular), el Palacio Real de La Almudaina (alcázar musulmán que es residencia de verano de la familia real española) y el imponente puerto con su paseo marítimo.

Si por la tarde tenemos tiempo, podremos dirigirnos en coche a solamente 20 minutos, y visitar dos hermosos pueblos: Bañalbufar y Valldemosa, un pueblo que nada tiene que envidiar a la Toscana en Italia. Un lugar tan pintoresco que todas sus calles podrían pasar a ser parte de una postal.

Día 5: Calas de película

Me gusta y creo que es recomendable terminar los viajes de una forma relajada y tranquila para regresar a casa con la mejor sensación de paz posible, por lo que he dejado este último día destinado a visitar todo el litoral del sureste de la isla.

Algunas de las más bonitas y llamativas son Cala Pi, Llombards, Santanyi y Cala Marmols.

 

El clima suave de La “Isla Mayor”, como la llamaban los romanos, con cielos despejados, su belleza paisajística, su gran historia, y su atmósfera cosmopolita, la convierten en un lugar privilegiado.

 

En Mallorca encontramos relax, fuente de inspiración, cultura y ocio, en un territorio pequeño.

 

Viajar a Mallorca es trasladarse al paraíso, calas color turquesa, playas de arena blanca, un ambiente tranquilo, buena comida, esquinas llenas de encanto y buen clima que es algo muy importante a la hora de elegir un destino. Hay quien compara las Islas Baleares con el caribe y no es para menos, y si no, ya me contarás a la vuelta. Eso sí, sin olvidarse de llevar una Ensaïmada Malloriquina para casa.

Vuelos a Palma de Mallorca

 

- Ana Feijoo | @anapolitan