Son las seis y media de la tarde, y la gente sale de sus casas adosadas con mesas y sillas, gatos, perros y lo que haga falta para disfrutar en la calle de los últimos rayos de sol del día.
Unas sábanas rosas ondean en un balcón mientras un aprendiz de Schillaci zigzaguea por la plaza empedrada sorteando a un contrincante imaginario antes de detenerse en seco.
Con las manos en la cabeza, ve con frustración cómo se le escapa el balón y avanza imparable calle abajo.
En la acera, tres abuelos con bastón descansan sentados en un banco. Llevan el uniforme oficioso de los hombres sicilianos: chaqueta ligera, boina y una expresión de serenidad en la cara.
Para ellos, es otro martes cualquiera. Para los turistas que acabamos de recorrer los cuarenta minutos de trayecto en tren desde Palermo, es como si todos los maravillosos clichés italianos hubieran cobrado vida.
Si Cefalú te resulta familiar, es porque esta ciudad costera fue uno de los escenarios de la película italiana más bella de todos los tiempos, Cinema Paradiso.
Este clásico de 1988 se grabó en varios puntos de Sicilia, incluido Palermo, y Cefalú tuvo un papel estelar en algunas de las escenas más memorables del filme.
Aun así, esta localidad no ha dejado que la fama se le suba a la cabeza y Porta Marina, con su arco gótico, sigue estando exactamente igual que cuando Giuseppe Tornatore grabó a un grupo de sicilianos viendo una proyección al aire libre de Ulises bajo la lluvia.
En un mundo de selfies y tiendas de recuerdos cutres, Cefalú ha retenido su autenticidad y es un lugar que en gran medida aún está por descubrir, aunque puede que eso esté a punto de cambiar.
Este año, la ciudad es una de las candidatas a convertirse en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y espera conquistar a los jueces con su impresionante catedral normando-bizantina que, junto con las de Palermo y Monreale, es un símbolo de la convivencia entre las culturas normanda, bizantina y árabe en Sicilia, y de cómo estos pueblos decidieron trabajar juntos en lugar de unos contra otros.
Se trata de una filosofía que los sicilianos siempre tratan de promover. No en vano, se dice que allí “el gato, el ratón y el perro viven juntos”.
Esta tarde, en las calles de Cefalú, es un verdadero placer comprobar que las cosas no han cambiado.
Cuando estés en la región, hay tres pueblos cercanos que merece la pena visitar y a los que puedes llegar cómodamente en tren desde la estación de Cefalú.
Este pequeño pueblo pesquero hace honor a su nombre, que significa “puerto bello”. Es una zona poco explorada por los turistas extranjeros, pero que los sicilianos adoran por sus restaurantes y edificios de colores pastel que no desentonarían en Cinque Terre.
Merece la pena descubrir este pueblecito aunque solo sea para admirar sus impresionantes y decadentes villas barrocas. Además, es el lugar de nacimiento del director de Cinema Paradiso, Giuseppe Tornatore.
Las ruinas grecorromanas de Solunto presiden la costa de Santa Flavia desde las laderas del Monte Catalfamo.
En sus inicios era un pueblo fenicio que fue conquistado por los griegos primero y por los romanos más tarde, y es otro ejemplo fascinante de la filosofía del “vive y deja vivir” que está tan arraigada en la historia y cultura sicilianas.
Aunque no queda ninguna estructura completa en pie, aún pueden verse fragmentos de mosaicos y pinturas. Solunto sigue siendo un destino bastante ignorado por los turoperadores, así que es poco probable que tengas que esperar colas y podrás explorar las edificaciones y el ágora a tu ritmo.
Un consejo: No todos los escalones están en buen estado, por lo que es recomendable llevar calzado cómodo. Aun así la subida compensa con creces, porque las vistas de la bahía, incluidos Porticello y Santa Flavia, son sencillamente espléndidas.
Coge el tren desde la Stazione Centrale de Palermo y, si puedes, siéntate junto a la ventanilla para disfrutar de las impresionantes vistas de la costa siciliana, que por sí solas ya valen los ocho euros que cuesta el billete.
El aeropuerto más cercano a Cefalú es el de Palermo. Entra en ryanair.com para reservar tu próximo vuelo.
- Fiona Hilliard
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