Varsovia para comérsela

La gastronomía polaca es un mosaico de sabores, fruto de las distintas culturas y pueblos que han aportado su idiosincrasia culinaria a los platos e ingredientes de la cocina del país.

 

Es también el caso de la cocina de Varsovia, con un menú de sabor excepcional. Estamos en un momento inmejorable para degustarla, ya que está recuperando sus raíces y las mejores tradiciones culinarias.

 

Los chefs han puesto la mirada en productos naturales e ingredientes de la zona, ofreciendo una nueva interpretación de los sabores de antaño.

 

La capital es, además, un paraíso para los vegetarianos y veganos al contar con más restaurantes de este tipo que París o Praga.

Para empezar el día, desayuno local

Hay países en los que, para desayunar, se ofrece tan solo un café con un bollo. Varsovia es un caso distinto. Un pan crujiente y aromático es la base con la que se acompaña un riquísimo surtido de quesos, productos de charcutería, huevos servidos de múltiples formas y, la especialidad de la casa, el requesón o twarożek mezclado con otros ingredientes. 

Una imagen ya arraigada en el panorama de la capital son los mercados de desayuno. En verano se celebran en parques o plazas, en invierno en espacios cerrados en sus alrededores.

 

En un ambiente festivo, ofrecen tanto el tradicional revuelto de huevos como bocadillos, o deliciosos platos de importación. Una buena opción para un fin de semana es el mercado de Hala Gwardii, en cuyos puestos se sirven platos de Polonia y de distintos rincones del mundo.

 

Además, las pequeñas empresas de productos artesanales despliegan allí su oferta local. 

La comida es fundamental La comida más importante del día consta por lo general de un primero, un segundo y un postre.

 

De primero se sirven sopas que traen recuerdos de la infancia: un żurek ,de sabor ácido, con salchicha blanca o huevo; una sopa de remolacha, sopa de tomate o un caldo.

 

De segundo, recomendamos los pierogi, los pyzy –bolitas a base de masa de patatas– o el típico plato de carne con patatas cocidas y una ensaladilla para acompañar.

Los alimentos más “caseros”, económicos y tradicionales pueden buscarse en los bar mleczny o en comedores populares con un menú sencillo y sabroso.

 

El Bar Prasowy o el Bar Gdański, pese a lo moderno de sus interiores, siguen ofreciendo una carta muy clásica. Los días de entre semana es recomendable pedir un menú lunch.

Y de postre, algo dulce

Dietas aparte, Varsovia tienta con su pączek o donut sin agujero y con relleno, o con una taza de chocolate caliente. ¿O mejor unos helados artesanales...?

 

Puestos a buscar, el pastel más típico de Varsovia seguramente sería una wuzetka, un trozo de pastel cuadrado con base de bizcocho y una capa de nata, bañado en chocolate.

Para cenar, para gustos, los colores

Exquisitez arquitectónica y una sabrosa mezcla de olores , solo podemos estar en la inconfundible Hala Koszyki. Se trata de un punto del callejero culinario que definitivamente se merece una visita.

 

Los más de 20 restaurantes que sirven menús de todo el mundo satisfarán a todo tipo de paladares. El establecimiento presume además de tener la barra más larga de la ciudad.

 

Para disfrutar de una cena excepcional y con estrella Michelin están el Atelier Amaro y Senses. Sus chefs no dejarán indiferente a ningún comensal.

Y si lo que se prefiere es un ambiente más relajado y comida callejera, uno no se puede perder el Nocny Market, o mercado nocturno, abierto en la antigua estación de trenes de Warszawa Główna.

 

Pero ojo, primero hay que comprobar su ubicación exacta y, sobre todo, ver si abre el fin de semana que se quiera ir, ya que el encanto del lugar es, precisamente, su carácter “antojadizo”.

Propongo un brindis: Na zdrowie!

Na zdrowie! - Es una expresión que uno se aprende rápido, especialmente si le gusta salir por la noche. Varsovia cuenta con muchos y muy bien provistos bares de cerveza ,los multitaps, que ofrecen una amplísima oferta de cervezas artesanales. 

Sin embargo, lo primero que a uno le viene a la mente cuando se piensa en alcohol polaco es, por excelencia, sin duda, el vodka. Para comprobar si el vodka es lo vuestro, está el Museo del Vodka Polaco.

 

Ubicado en la antigua fábrica de vodkas Koneser del popular barrio de Praga, el museo ofrece un menú degustación que os permitirá decidir si, efectivamente, estáis hechos para el vodka.

Varsovia cuenta con restaurantes para todo tipo de ocasión y al alcance de todos los bolsillos, seáis veganos, amantes de un buen bistec, apasionados del dulce, aficionados a la comida callejera o devotos de los experimentos culinarios.

 

Con hambre no os vais a quedar, ¡buen provecho!