La ciudad de Núremberg, situada en el norte del estado de Baviera, destila encanto a raudales y además posee un pasado fascinante. Si aún no la conoces, inclúyela sin falta en tu lista de destinos pendientes, sobre todo si eres fan de las ciudades medievales centroeuropeas y los paisajes de cuento de hadas o tienes pensado viajar con niños.
A pesar de que la mayor parte de la ciudad tuvo que ser reconstruida tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, eso no ha hecho que el casco histórico pierda ni un ápice del encanto de antaño.
Si paseas por sus calles, caerás rendido ante la elegancia y belleza de sus edificios, plazas y comercios.
Este barrio es fotogénico a más no poder. En cuanto pongas el pie en su laberinto de preciosas callejuelas, salpicadas de pequeños restaurantes y tiendecitas de recuerdos y artesanía, te sentirás como si hubieras retrocedido en el tiempo.
El Castillo Imperial, con sus majestuosas torres, sus colores intensos y sus edificaciones que conforman lo que bien podría ser un pueblo de juguete, parece sacado de un cuento de hadas.
Disfruta de unas vistas espectaculares de toda la ciudad y no te pierdas uno de los pozos más profundos del mundo, donde te espera un espectáculo sencillamente único.
Esta ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, tiene una atmósfera incomparable y la increíble arquitectura y las fachadas de alegres colores del casco antiguo la convierten en un paraíso para los aficionados a la fotografía. Haz una paradita para comer y recobrar fuerzas, y no te olvides de sacarte una instantánea en el puente.
Alberto Durero es uno de los grandes orgullos de los habitantes de Núremberg. No dejes pasar la oportunidad de visitar su casa, que aún conserva el mobiliario original y las herramientas que empleaba el artista para crear sus famosos grabados y dibujos. Reserva algo de tiempo para dar un paseo por el barrio; la zona que rodea el castillo es de lo más pintoresca.
Este edificio emblemático está situado en una de las zonas con más encanto de la ciudad. Su incomparable arquitectura medieval y su reflejo en las aguas del río te dejarán sin palabras.
Bajo la mayor parte de la ciudad se ocultan antiguas bodegas y pasadizos subterráneos. En sus inicios se utilizaban para preservar la cerveza y más adelante, durante la guerra, como vía para huir de los bombardeos.
Haz un tour para descubrirlo todo sobre estos dos periodos históricos y conocer los secretos mejor guardados de la cerveza de Núremberg.
En la ciudad hay varias iglesias dignas de mención, como la de San Lorenzo, la de Nuestra Señora o la de San Sebalgo. Te recomendamos que visites al menos una de ellas; la mayoría se alzan majestuosas en las plazas más bonitas de la ciudad. Además, si vas en diciembre, tendrás los mercados navideños a tiro de piedra.
Si tienes pensado visitar Núremberg, hazte desde ya a la idea de que vas a volver a casa con algún kilillo de más, porque no hay quien se resista a sus salchichas con patatas, panecitos y verduras.
En invierno, no dejes de probar las típicas Lebkuchen, unas riquísimas galletas con especias. Ah, y para matar la sed, nada mejor que una cerveza bien fría…
Los bretzels son una delicia, sobre todo cuando están recién hechos, y los puedes encontrar en prácticamente cualquier sitio. Se consideran el aperitivo nacional y, para disfrutarlos al máximo, lo suyo es acompañarlos de un buen café o una cerveza.
- La redacción de Ryanair