¿Buscas exotismo sin tener que volar muy lejos? ¡Tenemos la solución, y se llama Marrakech! A poco más de 2 horas de vuelo desde Barcelona, Madrid, Valencia o incluso menos si sales desde Sevilla o Málaga, nuestros vuelos directos a Marrakech te transportarán a un país lleno de colores, olores y especias. ¿Hacemos las maletas?
Marrakech es un lugar que los viajeros aman u odian. Pero también es uno de estos lugares donde es necesario ajustar las expectativas antes de viajar y estar preparado para que sea un lugar como ningún otro. Por eso te damos una serie de consejos que te ayudarán a aprovechar al máximo tu viaje y gastar poco, pues Marrakech es uno de nuestros destinos más baratos, en los que el presupuesto de viaje te cundirá muchísimo.
Poco importa que seas un lince de la orientación, visitar Marrakech implica, sí o sí, perderse en las calles de la Medina, la parte más antigua de la ciudad, que fue fundada por los almorávides en el año 1070. Te recomendamos llevar una aplicación offline tipo Maps.me y tener marcado dónde se encuentra tu hotel o riad. De esta forma siempre podrás llegar a tu destino.
Lo mejor (si no quieres utilizar las apps), es que aprendas a volver a tu alojamiento desde la plaza Djemma el-Fna, el centro neurálgico de Marrakech. Está indicada desde diferentes puntos de la Medina y desde allí podrás orientarte mejor. El minarete de la mezquita Koutoubia siempre te puede servir de referencia, ya que es visible desde prácticamente toda la ciudad.
Un zoco es como se llaman los mercados árabes, y Marrakech está lleno de ellos. El hecho de que Marrakech se construyera en una ubicación tan estratégica a lo largo de las rutas comerciales significaba que, en el pasado, los comerciantes frecuentaban la ciudad para vender artículos esenciales todos los días.
Es en los zocos, en las calles estrechas y laberínticas de la Medina, donde vivirás al máximo la esencia de Marrakech: tiendas con especias, coloridas babuchas y puestos de joyería, por no hablar de los asnos de carga y las motos. Es importante que te mantengas alerta, pues ellos son los locales y en muchos casos, están trabajando. Ten en cuenta que dentro de la medina deberás moverte a pie, ya que los taxis no tienen acceso.
Tras un rato paseando por los zocos, es posible que en algún momento te sientas intimidado por la cantidad de vendedores que te ofrecen sus productos. Un "no" cortés es suficiente la mayoría de las veces, pero algunos vendedores pueden ser algo más insistentes, por lo que poner cara de póker y seguir caminando puede ayudar.
¡Un imprescindible de cualquier viaje a Marrakech y Marruecos en general!
No es ningún secreto que Marruecos es un paraíso gastronómico. Si te gusta la comida, seguramente Marrakech te gustará. Consejo: solo come donde sea que veas familias marroquíes sentadas.
Comer en Marrakech no solo es un placer, sino que también es una forma de encontrar un respiro tranquilo de los zocos, que puede volverse bastante abrumador después de un tiempo.
La comida tradicional está en todas partes en Marrakech, y la Medina es un centro de increíbles restaurantes. Alrededor de la plaza Djemma el-Fna (¡ya hemos dicho que es el corazón de la ciudad!) hay varios restaurantes con terraza, en los que puedes degustar un tagine mientras disfrutas del bullicio de la ciudad desde lo alto.
Para una experiencia completa, para nosotros es imprescindible pasear entre los puestos de la plaza, oler y elegir el que más te guste: ya sea para un zumo, algo dulce o salado. Siéntate con los locales a comer algo o simplemente observa.
Si tienes reparos en comer en la calle por miedo a que te pueda atacar la diarrea del viajero, puedes hacer algún tour gastronómico para no perderte la deliciosa gastronomía marroquí.
Si bien la tarde es el momento de mayor ajetreo en la plaza Djemma el-Fna, pasear por la medina de noche puede dar algo de respeto una vez se ha puesto el sol. A la vez, madrugando te aseguras llegar a los lugares cuando todavía no hay nadie. Uno de los sitios que más vale la pena visitar en Marrakech bien pronto son los Jardines de la Menara, sin duda, una de las imágenes más emblemáticas de la ciudad.
La mejor fuente de información para planear tus visitas son las webs oficiales. Un ejemplo son las tumbas saudíes, una visita imprescindible que hacer en Marrakech, sobre todo si te gusta la arquitectura.
Las tumbas se remontan a la dinastía Saadian y el mausoleo contiene alrededor de sesenta miembros de la dinastía Saadi. El lugar fue abandonado más tarde durante siglos y no fue hasta principios de 1900 que fueron redescubiertos por fotografía aérea.
La sala con las doce columnas es la más famosa, en parte debido a su belleza y también porque contiene los restos del hijo del sultán.
Es muy común que alguien te diga que, casualmente, el monumento o museo que quieres visitar está cerrado ese día, pero que hay alguna tradición u evento para acabar llevándote a su tienda. Simplemente rechaza la propuesta amablemente y sigue adelante con tus planes. Por eso, es importante conocer de antemano los horarios de las atracciones que tienes un tu lista de qué visitar en Marrakech.
Si por un casual Marrakech se te quedase pequeño (¡ya te avisamos que es complicado, porque hay mucho por ver!), te sugerimos dos excursiones que puedes hacer en un día: una al mar y otra a la montaña, para todos los gustos.
En primer lugar, te proponemos ir a la localidad marinera de Essaouira, en la que la tradición se mezcla con el aroma a mar. Su medina está protegida por murallas frente a la costa y pasear por ellas es toda una delicia.
La otra excursión desde Marrakech que os proponemos es ir a las cascadas de Ouzoud. ¿Cascadas en Marruecos? Pues sí, a dos horas y media de Marrakech está este oasis, una perfecta desconexión del bullicio de la ciudad en el que encontrarás las cascadas más altas del país.