Cuando la realidad supera la ficción: la aterradora historia del “Drácula” de Transilvania

Olvídate del ajo, los murciélagos y demás clichés que te vengan a la mente al pensar en la historia de Drácula, porque el castillo de Bran (y su cruenta historia) hace que el relato de Bram Stoker parezca casi un cuento infantil.

 

Este castillo, ubicado en los montes Cárpatos, entre Transilvania y Valaquia, fue el hogar del infame Vlad Tepes, un sangriento príncipe medieval apodado Vlad el Empalador.

 

El gobernante utilizó el castillo como base de operaciones durante su reinado del terror en Transilvania, un periodo de violencia extrema en el que 21 000 prisioneros fueron empalados en “bosques de cuerpos humanos”.

El vínculo con Drácula

Bram Stoker, el padre del vampiro más famoso de todos los tiempos, nunca estuvo en Rumanía, pero hay claras semejanzas entre su chupasangre y Vlad el Empalador, entre ellas, el hecho de que ambos residían en una fortaleza situada en la cima de una montaña.

 

En la novela, Drácula vive en un castillo remoto que “se encuentra al mismo borde de un terrible precipicio. […] Tan lejos como el ojo alcanza a divisar, solo se ve un mar de verdes copas de árboles, con alguna grieta ocasional donde hay un abismo. Aquí y allí se ven hilos de plata de los ríos que pasan por profundos desfiladeros a través del bosque”.

Según los estudiosos de la obra, el escritor irlandés basó la descripción en una ilustración del castillo de Bran publicada en un libro de 1865 que llevaba por título Transilvania: sus productos y su gente.

¿Y el nombre?

Se cree que Stoker tomó prestado el nombre de Drácula de la Orden del Dragón, una orden militar medieval integrada por caballeros que tuvo al padre del príncipe valaco entre sus miembros.

 

Además, en los pueblos cercanos al castillo abundan las historias y leyendas ancestrales sobre fantasmas y vampiros. En un momento dado, uno de los mitos más extendidos afirmaba que algunos de los aldeanos llevaban una vida normal durante el día, pero por la noche su alma abandonaba su cuerpo para perpetrar actos terribles.

Visitas al castillo de Bran

El castillo de Bran es uno de los principales reclamos turísticos de Rumanía. La mayoría de visitantes organizan una excursión de un día desde la capital, Bucarest. La entrada cuesta alrededor de ocho euros.

 

Hay tours guiados (se pagan aparte), aunque también lo puedes recorrer a tu aire si lo prefieres. El castillo abre todos los días. En la página web oficial tienes toda la información necesaria para organizar la visita.

Cómo llegar

Brasov es la ciudad más cercana; se encuentra a unas tres horas en tren de Bucarest (el trayecto cuesta unos diez euros). Desde allí, hay treinta kilómetros hasta el castillo. 

 

Si tienes pensado explorar la región, merece la pena pasar una o dos noches en Brasov, una ciudad preciosa que destaca por su arquitectura gótica y sus animados bares y cafeterías. Hay autobuses frecuentes desde esta ciudad hasta el castillo que paran justo frente a la entrada.

 

- Dee Murray

 

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