Los once lugares más fotogénicos del Lago de Como

El Lago de Como, considerado el Beverly Hills de la región italiana de Lombardía, ha sido desde hace tiempo uno de los destinos favoritos de la jet set. La lista de famosos que se han instalado en las espectaculares villas que rodean el lago, desde grandes compositores italianos hasta el actor George Clooney, resulta casi tan impresionante como los paisajes de la zona. Pero no creas que hay que nadar en dinero para poder disfrutar de este entorno incomparable... Si vuelas a Bérgamo, alquilas un coche o reservas un viaje en barco por el lago cuando luzca el sol, tendrás el mejor escenario para unas instantáneas envidiables.

La majestuosa Villa Monastero, que en su día fue un monasterio cisterciense, y su impresionante jardín botánico son un sueño hecho realidad para instagrameros. El impoluto jardín, que se extiende a lo largo de más de un kilómetro, está repleto de esculturas, cascadas y pórticos, lo que lo convierte en un decorado perfecto para tus selfis. Lo más destacado del complejo es, sin duda, la Casa Museo, con su escalera de mármol perfectamente conservada, sus elegantes salones y el suntuoso cuarto de baño con bañera, que data del siglo XIX.

Si la Villa del Balbianello te resulta familiar, es porque en esta enorme casa y sus jardines se han rodado numerosos filmes, como Casino Royale o Star Wars: Episodio II - El ataque de los clones. En la actualidad pertenece al Fondo per l’Ambiente Italiano (FAI), una institución privada sin ánimo de lucro, y forma parte de los Grandi Giardini Italiani.

Aunque la historia de la Villa del Balbianello es fascinante, su pasado más reciente es digno de película. En 1974 el conde Guido Monzino, un explorador acaudalado, compró la villa, la remodeló por completo y redecoró el interior a su gusto. La casa sigue exactamente como él la dejó, con su último paquete de tabaco en el escritorio y su colección de artefactos antiguos expuestos en las vitrinas. Monzino, conocido por tener un carácter difícil y una personalidad paranoica y obsesiva, decidió construir varios pasadizos secretos como medida de precaución ante posibles intentos de secuestro. Ahora podrás recorrerlos y conocer su historia durante una visita guiada a la casa.

La Villa Serbelloni, la joya de Bellagio, fue construida en el siglo XV para Marchesino Stanga y posteriormente pasó a manos de varias familias de la nobleza, incluidos los duques de Serbelloni, que ampliaron la propiedad en el siglo XVIII.

El jardín es un auténtico oasis con 18 kilómetros de caminos y senderos, y plantas raras y exóticas en las terrazas que descienden hacia el lago. Desde aquí se tienen unas vistas inmejorables del lago y del Piedemonte alpino, un escenario de ensueño para sacar unas fotos espectaculares.

Ten en cuenta que solo se puede acceder al jardín durante una visita guiada con un mínimo de seis y un máximo de treinta personas. Las visitas duran aproximadamente una hora y media, y salen de la oficina de información turística PromoBellagio, en la parte alta del pueblo.

Esta villa del siglo XVI llena de historia tiene una ubicación privilegiada, unos jardines maravillosos y un algo especial que la convierten en el mejor escenario para la celebración de fiestas y eventos destacados en el Lago de Como. De hecho, fue el lugar elegido por el cantante estadounidense John Legend y su pareja, la modelo Chrissy Teigen, para darse el “sí, quiero” en septiembre de 2013.

La Villa La Cassinella, que supuestamente pertenece al conocido empresario Richard Branson, es una propiedad apartada situada en la orilla occidental del Lago de Como. La villa se puede alquilar (por una suma nada módica) y ofrece alojamiento para diecisiete personas. Dispone de unos jardines inmaculados, una piscina infinita, cine, gimnasio y una casa independiente con vistas panorámicas al lago.

La Villa Oleandra es probablemente la más comentada y fotografiada del Lago de Como, pues es propiedad de uno de los pesos pesados de Hollywood, George Clooney. Se cuenta que el protagonista de Ocean’s Eleven quedó prendado de la casa cuando, durante unas vacaciones en la región de Lombardía, se le averió la moto justo enfrente. Obviamente, para salvaguardar la privacidad de su famoso dueño, no está abierta al público, pero puedes admirar esta espectacular mansión de color mostaza desde lejos durante un paseo en barco por el lago.

Los Giardini di Villa Melzi son célebres por sus maravillosas azaleas durante los meses veraniegos y, por supuesto, sus imponentes vistas al lago. La villa, que incluye una capilla y un pequeño museo, está abierta al público desde finales de marzo hasta finales de octubre.

Bellano, a pocos kilómetros de Varenna, es célebre por la garganta creada por las aguas del río Pioverna. Enfréntate a tus miedos, haz senderismo hasta la cascada y después pídete una de las especialidades de la Pasticceria Lorla, como la torta veneciana, un postre ligero y delicioso.

Prepara la cámara para inmortalizar este precioso puente medieval de piedra, con su espectacular salto de agua y el cañón rocoso. Es una estampa que te dejará sin palabras a tu llegada en barco a Como.

Esta casa de cuatro plantas fue construida a principios del siglo XIX por el excéntrico lord inglés Charles Currie, que se enamoró perdidamente del Lago de Como y, al no encontrar ninguna villa a la venta, decidió construirla. Más tarde fue propiedad de Antonio Besana, amigo del compositor Giuseppe Verdi. El famoso diseñador italiano Gianni Versace la compró en estado de abandono en la década de los setenta y le devolvió su antiguo esplendor. En la actualidad, pertenece al restaurador ruso Arkady Novikov.

Bellagio, conocido como la “perla del Lago de Como”, es probablemente el lugar más fotogénico de la zona. Esta localidad, repleta de pintorescas tiendecitas y preciosas terrazas escalonadas, es perfecta para pasar una tarde inolvidable y el Bar Pasticceria Rossi, el mejor local para tomar un café y sacar fotos dignas de Instagram. La cafetería, que nos traslada a la Belle Époque, aún conserva su recargada decoración original, con bonitas lámparas, suelos revestidos de vistosas baldosas y vitrinas antiguas. Ah, y el café tampoco está nada mal.

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Fiona Hilliard