¿Te has planteado alguna vez visitar Malta? La primera vez que visité Malta fue en 2007, en una de esas escapadas de fin de semana que nos daban alas y fuerza durante la etapa universitaria. Ese mismo año había cogido mi primer vuelo fuera de España y tras haber pisado capitales europeas y montañas suizas, el choque al visitar Malta por primera vez fue muy fuerte.
Desde nuestro autobús amarillo con la puerta abierta (actualmente reemplazados por una flota más moderna, toda una lástima) veíamos fachadas de color arenoso e iglesias, muchas iglesias. Por algunos instantes pensamos que nuestro avión había aterrizado en Israel, pero un par de banderas izadas nos confirmaron que nos encontrábamos en el pequeño archipiélago mediterráneo ¿Qué nos depararía esta visita a Malta en 5 días?
Aunque consiguió la independencia en septiembre de 1964, los años bajo la influencia inglesa todavía siguen presentes. Por ese motivo, todavía conducen por la izquierda (de forma bastante alocada) y es posible encontrarte las famosas cabinas rojas que podrías encontrar en el centro de Londres.
Pero, además, al ser el inglés uno de los idiomas oficiales de este archipiélago, hace años que ha ganado posiciones en la lista de destinos favoritos de los estudiantes españoles para ir a estudiar inglés, pues lo tiene todo: es relativamente económico (es muy fácil encontrar vuelos baratos a Malta), buen tiempo, historia y por qué no decirlo, un animado ambiente nocturno.
Durante nuestra escapada low cost a Malta nos alojamos en la zona de Saint Julen, famosa por ser la zona de fiesta estudiantil y por su capacidad de alojamiento. Recomendamos sin duda evitar el bus y dar un paseo para llegar a la Valeta, pasando por las ciudades de Sliema, desde donde se obtiene una de las mejores panorámicas de la Valeta, sobre todo al atardecer, cuando el cielo se tiñe de rosa sobre la cúpula de la omnipresente iglesia de Saint Paul; sin duda un imprescindible de la lista de qué ver en Malta.
Prácticamente desde cualquier punto de la isla principal de Malta se puede disfrutar de un atardecer de infarto, decorado por el curioso skyline de la ciudad de La Valeta.
Y es que no dicen en vano que en Malta hay 365 iglesias, una por cada día del año. Poco antes de llegar a la pequeña península donde se encuentra La Valeta, pasaremos por la iglesia parroquial de San José, que reflejada en las aguas del puerto nos proporciona una bonita postal de Malta.
Imponente es también la rotunda de Mosta, una iglesia inspirada en el panteón de Roma con una enorme cúpula, que en su momento fue la tercera más grande del mundo. Además, cuenta con una bonita historia, ya que la iglesia evitó por poco su destrucción durante la Segunda Guerra Mundial, cuando en abril de 1942 una bomba lanzada por la aviación alemana perforó la rotonda y cayó en la iglesia durante una misa, pero afortunadamente no explotó. Como no podía ser de otra forma, esto fue interpretado como un milagro.
Como no podía ser de otra forma en una isla mediterránea, Malta tiene una estrecha relación con el mar, y durante muchos años la pesca ha sido una de sus principales fuentes de ingresos. En el pequeño pueblo de Marsaxlokk todavía es posible encontrar pescadores faenando o vendiendo sus capturas en el mercado.
Uno de los símbolos de Malta son las coloridas embarcaciones tradicionales, los luzzu, que llenan de color el puerto de Marsaxlokk. Si ves alguno de cerca, te darás cuenta de que, en la parte delantera, tiene pintados dos ojos, una tradición que ha perdurado desde los antiguos fenicios.
Las calles de La Valeta son la perfecta compensación a los excesos gastronómicos que suelen acompañar a cualquier viaje, pues son estrechas y empinadas, con escaleras en algunos callejones.
Pero, además, durante un tranquilo paseo por las calles de la capital de Malta, habrá algo que te llamará la atención: sus balcones. Tienen nombre propio, gallarija, y sin duda forman parte destacada de la ciudad por sus coloridas galerías que permiten a los residentes ver la calle sin ser vistos.
Es normal que el color del balcón sea el mismo que el de la puerta de la casa, creando calles muy coloridas, aunque se considera el verde como el color «oficial», traído por los ingleses.
Como tantos otros países, el rodaje de la serie Juego de Tronos ha supuesto un boom turístico y ha despertado un gran interés por visitar Malta y los escenarios en donde se rodaron algunas de las escenas de la ya mítica serie. El Fuerte de Sant Angelo, en la Valeta, fue uno de los escenarios del Desembarco del Rey.
Además de querer ser Arya por un día, también podemos recorrer los escenarios de Gladiator, Troya o Popeye, películas que también se rodaron en Malta. De hecho, todavía es posible visitar el set de rodaje este último film, un pequeño poblado de casitas de colores que se ha convertido en una de las atracciones turísticas de Malta.
Y tú, ¿a qué esperas para descubrir esta joya escondida en pleno centro del Mar Mediterráneo?
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