¿Te imaginas descansando en una tumbona o haciendo un picnic con vistas a la Ciudad Vieja? En Varsovia sí se puede. El Vístula cuenta con hasta seis playas de arena fina perfectamente ubicadas, tres de ellas en el pleno centro del casco urbano.
Es aquí adonde la primavera tardía y el verano trasladan la vida de la ciudad, con su voleibol de playa, descanso tras horas de callejeo o juergas con los varsovianos.
De hecho, las playas de Varsovia están entre las más bellas playas urbanas según la opinión de National Geographic.
Y si lo tuyo es un descanso más activo, allí encontrarás las piraguas, un ciclocarril con bonitas vistas que recorre la salvaje ribera derecha del río, o las explanadas del Vístula que, con sus dos kilómetros de largo, te llevarán de paseo por la orilla.
Pocas son las ciudades que, como Varsovia, renacieron victoriosas como el Fénix de las cenizas. La Ciudad Vieja – o Starówka – es una muestra perfecta de que una ciudad asolada por la guerra puede volver a la vida, hazaña que convirtió al casco antiguo en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Recorriendo sus estrechas callejuelas y mirando sus casas de colores cuesta creerse el pasado que tiene detrás. En la Plaza Mayor de la Ciudad Vieja busca la estatua de la Sirenita, símbolo oficial de Varsovia. Acércate también al Museo de Varsovia para conocer más en detalle la historia de la capital.
¿Te atraen caminos menos trillados? El Barrio de Praga, con su ambiente más alternativo, será tu destino. Caminando por la calle Ząbkowska podrás ver edificios auténticos de preguerra con patios en cuyo interior se conservan unos pequeños altares tradicionales.
Y si miras con más detenimiento, encontrarás unas estupendas muestras del street art. Muy recomendable el bar Pyzy Flaki Gorące, si lo que te apetece es tomar el plato más típico de Varsovia.
No te pierdas tampoco Soho Factory, con su pequeño pero no por ello menos excepcional Museo de los Neones. Y al caer la tarde, te sugerimos uno de tantos clubes de la c/ 11 Listopada.
Como novedad, Praga acaba de inaugurar el Museo del Vodka Polaco, ubicado en los espacios de la revitalizada destilería de vodkas Koneser (Centro Koneser). La visita no puede terminar sin una degustación de esta bebida típica polaca.
Verde: es el color del que se tiñe Varsovia con sus bellos parques y jardines. Entre los más afamados, el Parque Real de Łazienki, el Jardín Sajón o el Jardín de los Krasińscy.
La primavera ofrece una invitación especial al Jardín Botánico, con su miríada de flores de todas las tonalidades. Los itinerarios verdes pueden disfrutarse además desde una bicicleta Veturilo compartida.
El jardín menos típico, si cabe, ocupa los techos de la Biblioteca de la Universidad de Varsovia, siendo uno de los más bellos y, de paso, uno de los mayores de este tipo en Europa.
Con numerosas pasarelas y una terraza mirador, el jardín ofrece vistas panorámicas a la ciudad y una mirada a los interiores de la biblioteca.
Sabores tradicionales reinterpretados, así es principalmente la cocina de Varsovia. La capital es un imán para chefs con capacidad para convertir unos pierogi, żurek, arenque o bigos en un plato excepcional, trabajando la materia prima local.
Embárcate en una aventura culinaria por Varsovia, te esperan los mercados de la Hala Gwardii, Hala Koszyki y los muy tradicionales bares obreros.
El verano aconseja comer a la intemperie, allí está el Mercado del Desayuno; o por la noche, el Mercado Nocturno. Y si te entran ganas de vivir una experiencia única en sabores, reserva con tiempo un restaurante estrella Michelin. Es de saber, también, que Varsovia se sitúa con regularidad en el top 10 del ránking de las mejores ciudades veganas del mundo.
Aun siendo la capital de uno de los países europeos líderes, Varsovia atrae con su agradable ambiente y experiencias para todos los bolsillos. Con 5 euros podrás almorzar, 1 euro te costará un viaje en transporte urbano y 2 euros una cerveza.
La ciudad pone a tu disposición uno de los sistemas europeos más amplios de bicicleta compartida. Tampoco tendrás que pagar cara la cultura, ya que en la rica agenda de eventos hay conciertos y exposiciones de entrada libre.
Cada uno de los museos, en determinados días de la semana, ofrece entradas gratuitas para ver exposiciones permanentes. Y para ahorrar, también existe la tarjeta Warsaw Pass.
¿Convencido? ¡Ahora solo toca hacer las maletas!
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